Adolfo Ruiz; el hombre que corrió las pruebas atléticas del cincuentenario y el centenario de la ciudad
Tiene más de 90 años y participa del programa Nuestros Abuelos. Practica aquagym para superar dolores en el nervio ciático.
Una foto tomada en el predio del Club Deportivo El león durante el desarrollo del programa Nuestros Abuelos lo coloca a Adolfo Ruíz en el centro de la escena. Alguien lo reconoce y cuenta que “ese hombre que está en la pileta tiene más de 90 y corrió para el cincuentenario de la ciudad” en 1957. Y no sólo eso, sino que el 3 de noviembre de 2007 se evocó esa prueba y Ruíz volvió a trotar el mismo recorrido, a la misma hora pero 50 años después.
Parece increíble pero real. A pesar de los años Ruíz jamás abandonó la actividad atlética y, a pesar de algunos dolores, se la rebusca para recuperarse y practicar otras disciplinas como el aquagym.
División Prensa dialogó con él y su memoria nos retrotrajo a ese 3 de noviembre de 1957. Por la tarde se corría una prueba de pedestrismo que formaba parte del año de festejos por los 50 años de nuestra ciudad. Adolfo terminaría segundo.
Para la época los atletas eran pocos. Tan sólo un puñado y para la práctica de la disciplina no se contaban con elementos que hoy conocemos. Sólo salir a correr y entrenar. Para viajar de una ciudad a otra se usaba el tren o el colectivo. Muchos trasbordos, esperas y permisos laborales para faltar algunos días porque el viaje que hoy hacemos en 3 horas, para ese entonces demoraba más de 12.
Ruíz cuenta que la primera carrera fue organizada por el club Boca que era muy chico. Luego hubo algunas más y empezó a existir intercambio regional con pruebas en Dolores, Pinamar, Gesell, La Costa, Ayacucho y Tandil.
En nuestra ciudad el recorrido comenzaba en la esquina de Avellaneda y Sarmiento, frente al banco Provincia. Se doblaba en Saavedra, luego en San Martín, Rivadavia y se culminaba al llegar a la esquina de la estación de servicio en Avellaneda y Rivadavia. El total: 2500 metros.
“No éramos muchos participantes. De Madariaga seríamos unos 3 y en la largada ya nos conocíamos porque en total éramos 10”, dice. Al rato recuerda que en 2006 que Martín Cottini, quién en ese entonces también era secretario de deportes, le solicitó fotos y diarios para organizar una nueva carrera para los 100 años. “Para ellos no era fácil de creer todo esto” y no era para menos porque con más de 80, Adolfo seguía en buen estado físico y hasta se animó a unir el mismo recorrido al trote. “Fue todo un homenaje para mí, con plaqueta, diplomas y todo muy lindo”, rememora.
Ahora se recupera de algunos dolores en el nervio ciático e intenta hacer poco esfuerzo pero promete reponerse y volver a caminar a velocidad atlética. “Me gusta esto de ir a la pileta porque uno aprende cosas nuevas y ahí me enseñaron ejercicios para estirar y calmar más los dolores”, cuenta mientras se hace a un lado de la historia que lo colocó en el eje central de la nota. Tal vez sabe que su logró, posiblemente, jamás sea superado.
Parece increíble pero real. A pesar de los años Ruíz jamás abandonó la actividad atlética y, a pesar de algunos dolores, se la rebusca para recuperarse y practicar otras disciplinas como el aquagym.
División Prensa dialogó con él y su memoria nos retrotrajo a ese 3 de noviembre de 1957. Por la tarde se corría una prueba de pedestrismo que formaba parte del año de festejos por los 50 años de nuestra ciudad. Adolfo terminaría segundo.
Para la época los atletas eran pocos. Tan sólo un puñado y para la práctica de la disciplina no se contaban con elementos que hoy conocemos. Sólo salir a correr y entrenar. Para viajar de una ciudad a otra se usaba el tren o el colectivo. Muchos trasbordos, esperas y permisos laborales para faltar algunos días porque el viaje que hoy hacemos en 3 horas, para ese entonces demoraba más de 12.
Ruíz cuenta que la primera carrera fue organizada por el club Boca que era muy chico. Luego hubo algunas más y empezó a existir intercambio regional con pruebas en Dolores, Pinamar, Gesell, La Costa, Ayacucho y Tandil.
En nuestra ciudad el recorrido comenzaba en la esquina de Avellaneda y Sarmiento, frente al banco Provincia. Se doblaba en Saavedra, luego en San Martín, Rivadavia y se culminaba al llegar a la esquina de la estación de servicio en Avellaneda y Rivadavia. El total: 2500 metros.
“No éramos muchos participantes. De Madariaga seríamos unos 3 y en la largada ya nos conocíamos porque en total éramos 10”, dice. Al rato recuerda que en 2006 que Martín Cottini, quién en ese entonces también era secretario de deportes, le solicitó fotos y diarios para organizar una nueva carrera para los 100 años. “Para ellos no era fácil de creer todo esto” y no era para menos porque con más de 80, Adolfo seguía en buen estado físico y hasta se animó a unir el mismo recorrido al trote. “Fue todo un homenaje para mí, con plaqueta, diplomas y todo muy lindo”, rememora.
Ahora se recupera de algunos dolores en el nervio ciático e intenta hacer poco esfuerzo pero promete reponerse y volver a caminar a velocidad atlética. “Me gusta esto de ir a la pileta porque uno aprende cosas nuevas y ahí me enseñaron ejercicios para estirar y calmar más los dolores”, cuenta mientras se hace a un lado de la historia que lo colocó en el eje central de la nota. Tal vez sabe que su logró, posiblemente, jamás sea superado.
