Llegaron los autos de Rally Pagos del Tuyú Histórico
Los competidores cumplimentaron el primer tramo de la competencia y mañana retornarán a La Plata.
Unas 60 máquinas, similares a las que se desempeñaron en Grandes Premios de las décadas del 50, 60 y 70, llegaron a la ciudad de la mano de Escudería Norte y la Asociación Madariaguense de Automovilismo para hacer su escala del “Rally Pagos del Tuyú Histórico” que comenzó esta mañana en La Plata y que retornará a la capital provincial mañana por la mañana.
Los corredores arribaron a la sede de la secretaría de producción de calle Sarmiento cerca de las 17 horas y, allí, tuvieron su primer contacto con las autoridades locales en donde mostraron sus autos y contaron experiencias vividas desde el inicio del día.
El intendente, Carlos Esteban Santoro, se acercó con su familia para ver los vehículos y tomarse fotografías.
También estuvieron el secretario de cultura, turismo y educación, Francisco Madero Marenco, el de deportes, Martín Cottini, y la directora de turismo, Melisa Suarez.
División Prensa dialogó con los campeones argentinos de regularidad en competencias organizadas por el Automóvil Club Argentino, Miguel Gómez y Cristian Álvarez, quiénes remarcaron que este tipo de certámenes miden "precisión y no velocidad”.
Ambos –piloto y copitolo- coinciden en que es primordial el contacto y la confianza a cada metro de carrera. Las velocidades varían según una hoja de ruta que dan los organizadores, siempre se respetan las máximas establecidas por las autoridades en la ruta y hay que llegar con precisión extrema a puntos establecidos; inclusive lugares con controles sorpresa, en donde no pueden errar ni una centésima de lo marcado en la planilla.
Para lograrlo deben instalar diferentes elementos en el auto. Álvarez contó que usan un odómetro digital que se conecta a la tripa de la caja de auto para que lleve un control de los metros recorridos y, estos datos, se compraran con un software virtual que hace los cálculos matemáticos para llegar al siguiente punto a una determinada velocidad.
En tanto, los organizadores llevan un control de la máquina a través de un transpondedor que entrega, vía satélite, todos los cálculos y el posicionamiento.
“Cada 100 metros sabemos si vamos bien”, dice Álvarez, y agrega que la categoría es “cada vez más competitiva, las diferencias son de 4 centésimas o en un segundo hay 30 autos”.
Por su parte, Gómez reitera que siempre se “respetan las velocidades permitidas” y que, en caminos de ripio o de tierra, muchas veces “deben circular a 35 kilómetros por hora” para no llegar adelantados.
Los corredores arribaron a la sede de la secretaría de producción de calle Sarmiento cerca de las 17 horas y, allí, tuvieron su primer contacto con las autoridades locales en donde mostraron sus autos y contaron experiencias vividas desde el inicio del día.
El intendente, Carlos Esteban Santoro, se acercó con su familia para ver los vehículos y tomarse fotografías.
También estuvieron el secretario de cultura, turismo y educación, Francisco Madero Marenco, el de deportes, Martín Cottini, y la directora de turismo, Melisa Suarez.
División Prensa dialogó con los campeones argentinos de regularidad en competencias organizadas por el Automóvil Club Argentino, Miguel Gómez y Cristian Álvarez, quiénes remarcaron que este tipo de certámenes miden "precisión y no velocidad”.
Ambos –piloto y copitolo- coinciden en que es primordial el contacto y la confianza a cada metro de carrera. Las velocidades varían según una hoja de ruta que dan los organizadores, siempre se respetan las máximas establecidas por las autoridades en la ruta y hay que llegar con precisión extrema a puntos establecidos; inclusive lugares con controles sorpresa, en donde no pueden errar ni una centésima de lo marcado en la planilla.
Para lograrlo deben instalar diferentes elementos en el auto. Álvarez contó que usan un odómetro digital que se conecta a la tripa de la caja de auto para que lleve un control de los metros recorridos y, estos datos, se compraran con un software virtual que hace los cálculos matemáticos para llegar al siguiente punto a una determinada velocidad.
En tanto, los organizadores llevan un control de la máquina a través de un transpondedor que entrega, vía satélite, todos los cálculos y el posicionamiento.
“Cada 100 metros sabemos si vamos bien”, dice Álvarez, y agrega que la categoría es “cada vez más competitiva, las diferencias son de 4 centésimas o en un segundo hay 30 autos”.
Por su parte, Gómez reitera que siempre se “respetan las velocidades permitidas” y que, en caminos de ripio o de tierra, muchas veces “deben circular a 35 kilómetros por hora” para no llegar adelantados.
