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Hoy se proyecta la premiada película nacional "Rinoceronte"

Hoy se proyecta la premiada película nacional "Rinoceronte"

El film que se centra en el relato de una infancia quebrada, tendrá su última función a las 21 horas en la Casa de la Cultura.

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La última proyección de Rinoceronte será hoy, miércoles, a las 21 horas en la sala del Espacio INCAA en Madariaga que tiene  lugar en la Casa de la Cultura con entrada general de $ 200 y de $ 100 para jubilados y estudiantes.

 

Se trata de una coproducción italiana que fue hecha completamente en Santa Fe durante la pandemia del coronavirus y relata la vida de Damián, quien  vive en las afueras de la ciudad de Santa Fe.

 

Con apenas once años, conoce demasiado bien los dolores de un hogar marcado por la violencia. La bronca interior se refleja en las patadas que le propina a un viejo monitor de PC y en los peligrosos lanzamientos de botellas de vidrio que lo llevan a tener problemas con la autoridad. Una mañana dos patrulleros estacionan frente a su casa acompañando a una asistente social. Damián ya no vivirá con su padre, deberá mudarse a un hogar destinado a chicos y chicas malqueridos, abusados, golpeados literal y metafóricamente. 

 

La ira del protagonista de Rinoceronte –el título remite a un juguete de plástico, tardío muñeco de apego, reservorio de una candidez perdida– se transforma en mudez y quietud cuando su nuevo asistente, Leandro (Diego Cremonesi), lo acompaña en el turno médico para los controles de rigor. El hombre intenta sacarle charla, le anticipa lo que va a ocurrir, hace algunas preguntas pertinentes, pero Damián es un monolito de silencio e introversión. Al llegar al hogar, regenteado por una mujer amable y comprensiva (Eva Bianco), las miradas oblicuas y mandíbulas apretadas del chico se potencian. “Quiero volver a mi casa”, dice una y otra vez, ante las respuestas bondadosas pero firmes de los adultos. “No se puede”.

 

El derrotero es clásico: mientras Damián se rebela contra el nuevo orden y sueña con escapar del lugar y volver a casa, aún a sabiendas de lo que allí ocurría y seguiría ocurriendo, en un estado de negación comprensible, el encuentro con un compañero de cuarto y el comienzo de una amistad comienzan a señalarle el camino hacia nuevas posibilidades. Las cicatrices físicas, recordatorios de violencias pasadas, son también endurecimientos de la piel que, utilizados como escudo, pueden transformarse en fuentes de resistencia.

Critica de Diego Brodersen.