La historia del edificio del Palacio Municipal y su ubicación
Desde la creación del partido hubo distintas compulsas. De una casilla de madera itinerante pasó a calle Yrigoyen. Conocé el contexto histórico de la casa que aloja al Poder Ejecutivo
Fue don Benjamín Carlos Zubiaurre, nacido en 1872, quién en 1907 se dirigió a al Ministerio de Obras Públicas de la provincia que comandaba Ángel Etcheverry y le solicita el permiso para la aprobación de planos que estipulaban la fundación del pueblo que se llamaría Tuyú, no sin antes advertir que ante una negativa a su solicitud fundaría una colonia que llevaría como nombre su apellido.
El municipio y la instalación de la ciudad forma parte de una puja entre los Zubiaurre y los Guerrero porque ambos querían tener en el centro de sus tierras a las autoridades del futuro pueblo. El dictamen fue vetado para ambas familias por considerar que en ninguno de los casos los dos terrenos eran aptos para que allí se emplazara un pueblo.
Zubiaurre fue persistente y en septiembre de 1907 volvió a presentar planos bajo el nombre de Divisadero y un mes después, el 21 de octubre, el gobierno firmó la resolución avaló su plano de la ciudad que había confeccionado el ingeniero Esteban Belsunce. Pero el remate que dio origen a la ciudad llevó a modificar una y otra vez los planos.
Como la lucha por la fundación del pueblo venía gestándose desde hacía décadas, con una casilla de madera representaron a la administración pública y pasaron, por ejemplo, por las estancias La Unión (1870), Loncoy (1872), La Unión (1874), La Felicidad (1882), La Porfía (1893), El Lucero (1894) y La Felicidad (1901).
Fue en marzo de 1907 que el Intendente Domingo Cabrera la trasladó des de la Estancia La Felicidad hacia el Pueblo y Colonia del Divisadero.
Esto se debió a una resolución que el gobierno provincial emitió en donde pedía un asiento definitivo. “Hasta tanto la Legislatura no resuelva cual debe ser el asiento de las autoridades locales de dicho partido designesé como tal al Pueblo y Estación “El Divisadero”.
Pasaba el tiempo y no había avances ni fondos para la construcción del edificio planificado. El sector reservado era el de la esquina de Urrutia y Belgrano, en donde hoy funciona la terminal y, cruzando la plaza, estaría la iglesia.
Cabrera poseía una fuerte disputa con el Concejo Deliberante por la instalación definitiva de la sede de gobierno. Tal es así que hubo denuncias cruzadas sobre el lugar en donde debía funcionar la municipalidad.
Mientras tanto Cabrera usaba una dependencia de su casa como oficina municipal y la primera casilla municipal funcionó sobre calle Mitre entre doctor Carlos Madariaga y San Martín. Pertenecía a la familia Meoqui y era la misma que había viajado por distintos sectores del incipiente partido.
Siempre la instalaban por zonas cercanas a algún negocio en donde existiera una “libreta de depósito” para los fondos oficiales.
En 1909 Roberto Halliburton fue comisionado y se evidenciaron avances porque creó un sistema administrativo en donde la organización la compartían los vecinos y las autoridades.
Este sistema administrativo continuó en 1910 con la llegada a la intendencia de Guillermo Martínez Ituño. La ventaja era que las donaciones hacia la comuna se sucedían y se comenzaban a notar incipientes avances en el alumbrado público; entre otras obras.
Gracias a una donación de un terreno, que fue comprado en partes iguales por Martínez Ituño y por Halliburton, se comenzó con la construcción del ansiado edificio municipal. Se contrató a Luis Gualla para levantarlo en Yrigoyen al 200 y la obra estuvo bajo control del Departamento de Ingenieros de la Provincia y se culminó durante la intendencia de Pedro Urrutia.
En octubre de 1913 se inauguró y los principales benefactores fueron: Dr. Carlos Madariaga, con un aporte de $15.000, Juan Madariaga con $2.000, Dr. Enrique Madariaga con $2.000, Catalina Guerrero de Martínez Ituño $2.000; además de cuotas de $500 y de $200 que abonaron media docena de vecinos de renombre.
Esta estructura era de una sola planta, tenía piso de madera, techo alto y sótano y recién a finales de la década del 30 y principio de los 40 pasaría a tener dos pisos.
El municipio y la instalación de la ciudad forma parte de una puja entre los Zubiaurre y los Guerrero porque ambos querían tener en el centro de sus tierras a las autoridades del futuro pueblo. El dictamen fue vetado para ambas familias por considerar que en ninguno de los casos los dos terrenos eran aptos para que allí se emplazara un pueblo.
Zubiaurre fue persistente y en septiembre de 1907 volvió a presentar planos bajo el nombre de Divisadero y un mes después, el 21 de octubre, el gobierno firmó la resolución avaló su plano de la ciudad que había confeccionado el ingeniero Esteban Belsunce. Pero el remate que dio origen a la ciudad llevó a modificar una y otra vez los planos.
Como la lucha por la fundación del pueblo venía gestándose desde hacía décadas, con una casilla de madera representaron a la administración pública y pasaron, por ejemplo, por las estancias La Unión (1870), Loncoy (1872), La Unión (1874), La Felicidad (1882), La Porfía (1893), El Lucero (1894) y La Felicidad (1901).
Fue en marzo de 1907 que el Intendente Domingo Cabrera la trasladó des de la Estancia La Felicidad hacia el Pueblo y Colonia del Divisadero.
Esto se debió a una resolución que el gobierno provincial emitió en donde pedía un asiento definitivo. “Hasta tanto la Legislatura no resuelva cual debe ser el asiento de las autoridades locales de dicho partido designesé como tal al Pueblo y Estación “El Divisadero”.
Pasaba el tiempo y no había avances ni fondos para la construcción del edificio planificado. El sector reservado era el de la esquina de Urrutia y Belgrano, en donde hoy funciona la terminal y, cruzando la plaza, estaría la iglesia.
Cabrera poseía una fuerte disputa con el Concejo Deliberante por la instalación definitiva de la sede de gobierno. Tal es así que hubo denuncias cruzadas sobre el lugar en donde debía funcionar la municipalidad.
Mientras tanto Cabrera usaba una dependencia de su casa como oficina municipal y la primera casilla municipal funcionó sobre calle Mitre entre doctor Carlos Madariaga y San Martín. Pertenecía a la familia Meoqui y era la misma que había viajado por distintos sectores del incipiente partido.
Siempre la instalaban por zonas cercanas a algún negocio en donde existiera una “libreta de depósito” para los fondos oficiales.
En 1909 Roberto Halliburton fue comisionado y se evidenciaron avances porque creó un sistema administrativo en donde la organización la compartían los vecinos y las autoridades.
Este sistema administrativo continuó en 1910 con la llegada a la intendencia de Guillermo Martínez Ituño. La ventaja era que las donaciones hacia la comuna se sucedían y se comenzaban a notar incipientes avances en el alumbrado público; entre otras obras.
Gracias a una donación de un terreno, que fue comprado en partes iguales por Martínez Ituño y por Halliburton, se comenzó con la construcción del ansiado edificio municipal. Se contrató a Luis Gualla para levantarlo en Yrigoyen al 200 y la obra estuvo bajo control del Departamento de Ingenieros de la Provincia y se culminó durante la intendencia de Pedro Urrutia.
En octubre de 1913 se inauguró y los principales benefactores fueron: Dr. Carlos Madariaga, con un aporte de $15.000, Juan Madariaga con $2.000, Dr. Enrique Madariaga con $2.000, Catalina Guerrero de Martínez Ituño $2.000; además de cuotas de $500 y de $200 que abonaron media docena de vecinos de renombre.
Esta estructura era de una sola planta, tenía piso de madera, techo alto y sótano y recién a finales de la década del 30 y principio de los 40 pasaría a tener dos pisos.